domingo, noviembre 24, 2024

Abraham, un joven de Tehuantepec que desafía retos para recibir clases a distancia

Francisco Bustamante

Santo Domingo Tehuantepec, Oaxaca.- La falta de computadora, internet y cobertura, impiden que Abraham Vásquez López, un joven de la comunidad de Rincón Moreno, en el Istmo de Tehuantepec, reciba clases a distancia de nivel bachillerato.

Al residir en una zona rural de la región Istmo de Oaxaca, los habitantes carecen de cobertura telefónica, y por ello es difícil adquirir el servicio de internet en las viviendas.

Desde antes de la pandemia por el covid-19, el joven trabajaba de despachador en una tienda de abarrotes y de carpintero para cubrir los gastos que le generan estudiar el bachillerato. 

Cuando recibía clases presenciales en las aulas de la Preparatoria número 4, el joven viajaba más de 15 kilómetros para llegar a la escuela, y ahora con la educación a distancia, él recibe y entrega tareas en su teléfono celular.

“Es un poco difícil porque a veces entra o no la señal, y tengo que tener datos móviles para acceder a la plataforma y enterarme de las tareas”, argumentó Abraham mientras revisaba la lista de tareas pendientes.

Reveló que para poder comunicarse con sus compañeros, recibir y entregar las actividades de clases, tiene que realizar una recarga telefónica de al menos 200 pesos de manera mensual.

Cuando la cobertura se notifica en la pantalla de su celular, Abraham enciende los datos y revisa las actividades que le han asignado los docentes, para luego realizarlas y subir fotografías como evidencia.

En su tiempo libre Abraham trabaja en los terrenos de cultivo de la comunidad, y con sus ingresos contribuye de manera económica a su familia de escasos recursos.

La pandemia limitó el negocio de la familia del joven, pues antes de la contingencia Abraham recorría las calles para vender paletas de hielo, ahora solo venden el producto desde la ventana de su domicilio.

Luego de que la Secretaria de Educación anunciara el posible regreso a clases en enero de 2021, jóvenes como Abraham de comunidades indígenas y rurales volverían a las aulas, y se alegarían de los retos que afrontan al recibir clases a distancia.

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