Por Juan José Cartas Antonio
Era de suponer que ante el arrastre en la elección de 2018, lograda por el actual presidente de la república, en la que aparecieron verdaderos desconocidos y muchos rostros tiznados, provenientes de otros institutos políticos, ahora no surgieran, como en tiempo de aguaceros aparecen los talajes, un sinnúmero de aspirinas, que desean ser parte del poder.
Es más, como en los tiempos de las figuritas, para el álbum de la tienda de la esquina, hay muchos que en modo Repe, quieren volver aparecer en las boletas electorales, como si en verdad le hubiesen cumplido al pueblo.
Y no sólo es cosa de quererse volver gobierno sin saber gobernar, ni querer seguir al frente de su comunidad sin haber cumplido con el encargo, ni mucho menos en su servicio haber descubierto los teje y manejé de la administración, porque, acorde a lo que dan a conocer en los pasillos, ni siquiera las cuentas están claras, por lo menos, para taparle el ojo al macho.
Y no son solo los Suspirantes, que en suma hacen una buena lista, sino también la aparición de varios stand de polaqueros (llámese partiditos) que se metieron al jugoso negocio de las campañas políticas, que no solo generan monedas sino también extraordinarios enrosques de la repartición de puestos; y grandes, pero grandes promesas de ocupar un sitio, aunque sea de piloto aviador.
Son muchos los que quieren y sueñan pero solo uno la jugará en esta ocacion, los demás tendrán que aplicar lo aprendido en tiempos pasados o lo que le sugieran sus mánagers, que se la saben de todas todas, en cuanto hacer berrinches, patalear, piquetes de ojo, mordidas de oreja y hasta leer el librito de los despreciados, en el que te educan con palabras arrabaleras y llenas de odio y perversidad, para sacarle brillo al cobre y decir a todos, quienes son sus adversarios en su vida privada.
Pero bueno, el tiempo siempre dará la razón a quien la tiene.