sábado, noviembre 23, 2024

Cartas en el asunto – Usted que cree, le tiran?

Por Juan José Cartas Antonio

Fotografía: Thomas Acosta

¡Al pueblo lo que pida! Expresión que hemos escuchado infinidad de veces en boca de diferentes protagonistas de esto que se conoce como política.

Al texto lo componen solo cinco palabras, que no cuesta tanto juntar y pronunciar, máxime si proviene de la boca de alguien que vive y «vibra» con la maravillosa política.

Es un gancho al hígado para todos aquellos (como yo) que aún creemos que en la polaca, algún día encontraremos a personas honestas e íntegras.

Cuando estás dulces palabras acarician los oídos de los soñadores aprendices, pareciera que se abren las puertas herméticas en donde solo caben los elegidos, los más duchos, los capaces, los «creídos cuachis» y hasta de los que con dinero piensan poder comprar el mundo.

Y es entonces cuando al que piensa que es el más ducho se le nubla la vista, acelera el corazón, le tiemblan las piernas, siente cosquillas en el alma y le brota por todos los poros lo macho galán; y expresa a los «suyos» yo voy.

Desde luego, lo que se viene lo complementan los zopilotes que le rodean, le dan coba y lo avientan al ruedo, por si las moscas pega, y se dejan venir los beneficios, por aquello del «ya ves te lo dije» «nosotros te respaldamos» y «aquí estamos contigo en las buenas y en las malas».

Lo cierto es que ser el ELEGIDO cuesta «cha papa», porque antes de que sea de adeveras «al pueblo lo que pida» hay que sudar la camiseta (de esas que dan de a quince pesos) y tener padrinos influyentes que aprueben lo que el dedo decida.

Y es que desde hace ya varias décadas, hemos visto, desde adentro y afuera, antes de que en la capital decidan quien VA, enormes marchas que tenían mucho músculo, para arrasar con los adversarios políticos, pero como el dios dedo ya se había posado en el iluminado, aquellas miles de personas se cansaron de querer aplicar «lo que el pueblo decida».

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