Por Juan José Cartas Antonio
Los sucesos acontecidos hace unos días en la Sierra Mixe-Zapoteca, cuando habitantes de la comunidad de San José el Paraíso, retuvieron a uno de los candidatos y a su comitiva, para recordarle la falta de cumplimiento de promesas pasadas, pero sobre todo, de la entrega periódica de la aportación que etiqueta el gobierno estatal, enciende focos amarillos en contra de las administraciones pasadas y actual.
¿Porqué las luces preventivas? Sepa usted que nuestro municipio tiene en su haber la pérdida de dos agencias municipales, las que decidieron abandonarlo, señala la tradición oral, por la falta de atención de los gobiernos municipales, que se olvidaron de brindarle la atención justa y necesaria.
Y es que como dice la vos populi «preguntado se llega a roma» y «andando se hace camino…». Así fue como escuchamos de boca en boca, que una comunidad de la costa tomó la determinación de separarse y otra, muy cerca de San Isidro Pishishi, hizo lo propio.
Ambas se sumaron al municipio de Salina Cruz, y olvidaron de su pertenencia a Tehuantepec, encontrando en las autoridades del puerto el urgente apoyo, para lograr avanzar en sus propósitos de desarrollo para sus habitantes.
La separación de ambas comunidades nos obligan a preguntarnos el porqué de la decisión, lo que nos lleva exactamente a la razón, de la falta de apoyos, que por derecho les correspondía, pero, también a pensar en las aportaciones que recibía el municipio. O sea, cuánto era lo que el gobierno estatal enviaba al gobierno local y esta cantidad como se repartía, para cubrir la aportación a las muchas agencias municipales de Tehuantepec.
Ante esta realidad en que vivía la cabecera municipal por lo mucho o poco que recibían de participación, no hay duda que los desvíos se daban aquí y allá, porque los mecanismos de rendición de cuenta lo permitían y los medios de comunicación no alcanzaban, para cubrir la dificultad del territorio.
Si esa separación de San Antonio Monterrey y de Playa Brasil, se dio cuando las participaciones del estado eran menores, no existían carreteras y teléfonos celulares, eran pocos los habitantes y no existía control financiero del dinero, quiere decir que sus agentes municipales se cansaron de viajar invirtiendo su tiempo, esfuerzo y el poco dinero que tenían, para pedir lo que les correspondía, como lo marca la ley, y no faltó un líder que los empujó a tomar la decisión de dejar a un lado a Tehuantepec.
De allí que, es necesario apagar esos focos amarillos, cuanto antes, con atención inmediata y solución de sus demandas, porque ahora que todos los medios han procurado que las distancias se acorten, el conocimiento estricto del manejo de las participaciones son de mayor control, la población es mayor y la multiplicacion de «lideres» ha crecido, las quejas, demandas, manifestaciones y enojo de la gente será mayor, porque todos los trinquetes, transas, triquiñuelas, desvíos, malos manejos y robos de los gobiernos municipales ya no tendrán ni pretextos ni donde esconder sus malas mañas.
No está por demás mencionar que el municipio de Tehuantepec, cuenta en su haber con treinta sitios poblacionales, entre veintiséis agencias municipales, tres núcleos rurales y un comisariado ejidal, sin dejar a un lado a los barrios, colonias y fraccionamientos que conforman la cabecera municipal. Todos estos asentamientos humanos requieren de atención y exigen dejar a un lado promesas y compromisos sin cumplir. Piden transparencia en el manejo del dinero que les corresponde y han dejado a un lado su silencio, para decir aquí los estamos esperando.
Sean felices, que no cuesta ni duele.