Por Juan José Cartas Antonio
Inesperada la toma de la cinta asfáltica por personas que conducen las ya tradicionales mototaxis que han invadido todas las arterias de los barrios, colonias y fraccionamientos de Tehuantepec.
Esta forma de protesta se instrumentó hace aproximadamente cuatro décadas, cuando un grupo político de oposición aplicó la medida a la altura de la entrada al centro de la ciudad, sitio conocido como el Kike.
Al frente de los manifestantes se encontraba el licenciado Salinas, con una centena de seguidores, quienes obstruyendo el tránsito sobre la carretera federal y daban a conocer su inconformidad, por el resultado de una elección.
La acción fue el inicio de una larga historia de cierres carreteros, que posteriormente manifestantes de otros pueblos adoptaron, agregándole el condimento humano del acarreo y utilización a quienes, en muchos de los casos, los llevan de un lado a otro ofreciéndoles una parte de lo que se obtiene en los acuerdos de líderes y gobiernos.
Y es que la verdad «los lideres» encontraron en los cierres carreteros, tomas de oficinas y marchas, un modus vivendi que les ha redituado buenas ganancias, para dejar el morral, el machete y los huaraches, en un rincón de las casas de adobe y tejabana. Amén de aprovechar para darles a sus vástagos educación en escuelas de paga.
Todos los seres humanos tenemos derechos y responsabilidades, el derecho a un trabajo que les permita vivir honradamente con una familia y ser felices. Una responsabilidad de cultivar el respeto hacia la sociedad a la que les brinda un servicio.
Recuerdo cuando todo inició con Marcos Barrera y Ruben Yescas en el barrio de Santa María. Se dedicaban a acarrear las viandas de la vendimia de las señoras playeras y se ganaban unas monedas como pago.
Ya después se aventaron muchos, al ver que sí funcionaba, a poner en práctica unos vehículos a los que llamaron «calandrias», tiradas primero por una bicicleta y luego por una moto. Fue entonces que se aparecieron algunos más vivos, que se metieron al negocio del transporte de personas y bultos.
Fue cuando iniciaron los problemas con el gremio de taxistas, quienes a través de sus «líderes» exigieron a la autoridad que realizaran redadas en contra del nuevo vehículo de transporte. Fueron perseguidos y detenidos por la policía estatal, municipal y por personal de tránsito del estado y, los vehículos fueron subidos a grúas y se armó la bronca.
Ya luego vinieron las mesas de trabajo con todos los «lideres» del transporte local y tránsito del estado. Mesas en las que todos quedaron felices y contentos, porque de pronto medio mundo se convirtió en propietario de una mototaxi y así pues tenían permisos de taxi y de mototaxis.
Hay que ponderar que los «lideres» son personas extraordinarias que GUÍAN a sus agremiados, para lograr mejorar su trabajo y por ende a su familia. Pero bueno, ayer cerraron la carretera solo porque los desalojaron de un lugar que no es de ellos. Ojalá y recapaciten y descubran si la acción de sus líderes es para bien sin meterse en sitios que tienen propietario.
Aunque claro, es necesario que la autoridad tome cartas en el asunto y dé la razón a quién la tiene, así «todos felices, todos contentos».
Sean felices que no cuesta ni duele.
Fotografía: Tehuano Noticias