Por Juan José Cartas Antonio
Todo inició desde el mismo día en que se echó andar la construcción. Seguramente el proyecto se lo adjudicaron a un aprendiz, un compadre o a una compañía de nueva creación.
El resultado es que, cada vez que llega la temporada de lluvia el lugar se convierte en una arteria saturada de agua, que no tiene un desfogue natural y mucho menos artificial, por lo que la laguna resulta un medio propicio generador de enfermedades.
Quizá en el puerto existirán algunas arterias con similares características, en barrios y colonias, pero esta que se forma a un costado de la carretera Transístmica y en un punto importante para la salud, ha quedado fuera, desde hace muchos trienios, del interés social y político, de las autoridades municipales.
Los gobiernos ha sido representados por diferentes partidos, porque no hay que olvidar que son muchos los que han desfilado por la «casa del pueblo»: el PRI, el Frente Cárdenas, el PRD y hoy en día por el Movimiento de Regeneración Nacional.
Ninguno ha sido capaz de atender esta realidad por la que atraviesan los derechohabientes y familias que acuden para su atención en el hospital regional ubicado en la colonia Miguel Hidalgo Oriente, al norte del centro de la ciudad y puerto de Salina Cruz.
La solución no es cosa del otro mundo, ni se trata de una obra en la que se tengan que aplicar miles de pesos, mucho menos que se tenga que utilizar maquinarias pesadas o que el trabajo vaya a durar toda una vida.
Es verdaderamente una lástima que ni siquiera los que acomodaron sus negocios en el «parquesito», que hacen su agosto todos los días con las personas, que de por sí están sufriendo por sus seres queridos internados en el hospital, pongan algo de su parte para aniquilar esta agua encharcada que se convierte en un foco de infección, conforme pasa el tiempo.
Basta con una cuneta de buen nivel y una parrilla; fue la respuesta que me dio un amigo albañil, para acabar con este añejo problema: que no le importa a nadie, no le mortifica a los «ambulantes fijos» y le vale a las autoridades de todos los niveles.
Y agregó: «solo hay que echarle un ojo al tramo de la avenida del lado oriente del hospital, para darse cuenta que, aunque allí no se encharca, se quedó en «espérame tantito», ya que se pavimentaron las calles sur y norte, y esa parte aunque usted no lo crea, tiene varios meses que le echaron mano y han avanzado casi nada»
La pregunta es ¿será que antes de que termine el actual gobierno municipal, el mero mero de la casa del pueblo acabará con el eterno charco frente al hospital regional del seguro social, y pondrá fin a este foco de infección en su querido pueblo?
Ya hasta me parece verle inaugurando esta pequeña gran obra y recibiendo el reconocimiento de todo un pueblo, que es testigo del problema que ocupa un lugar en la historia de la ciudad y puerto, de todos.
Sean felices, que no cuesta ni duele.