Por Juan José Cartas Antonio
Una de las actividades festivas que se realizan año con año en algunos barrios de Tehuantepec, es el tradicional y conocidísimo convite de flores que reúne la fantástica magia ancestral, herencia de los vinigulazas, que es motivo de atracción de propios y extraños.
El colorido y la alegría se convierten en remanso de felicidad que cubre cada una de las arterias de la población, provocando inclusive, que cada barrio por el que se desplaza la estela fantástica del convite, también se vistan de alegría y felicidad.
Son 365 días de espera en los que los mayordomos tienen que dedicar mucha atención a la preparación de todo aquello que tiene que ver con la responsabilidad de organizar el festejo, para que todo les salga a pedir de boca.
Dentro de la estructura de los días festivos se encuentra la preparación del convite de flores, que entre muchas cosas más, se deben adquirir los obsequios que se dan a los propietarios de las carretas que van a participar, como sombreros, morrales, paliacates y el inevitable agua de las verdes matas.
Con anticipación, en un tiempo perentorio, visitan a los «carreteros», como es la costumbre, para hacerles la invitacion y sellar el compromiso de su participación en el evento, para lo cual llevan y entregan el marquezote y el rico chocolate, acto que se conoce como el emblemático»cariño».
Llegado el día de tan espectacular acontecimiento, a través de un grupo de apoyo, entre los que se encuentran: parientes, amigos, conocidos y hasta los «bohemios» de todas las fiestas, desde temprana hora realizan el corte de las ramas de sauce y plantas de plátano, que vestirán de verde las carretas. Agregando banderas y haras de papel china, para completar los toques mágicos que tiene la alegría.
A toda esta maravillosa exquisitez, colorido y convivencia humana, la hecha a perder el resultado que tiene la conclusion del paseo, porque durante el recorrido se van quedando las huellas de los adornos, las ramas, plantas y los restos de los fustigados astados, a los que se lastiman con el yugo, el narigon y la puya.
Todo, todo vino a mi memoria, cuando vimos por varios días tiradas las ramas de los árboles que se podaron en el parque del barrio Santa Maria. Y es que, quienes realizaron la labor el pasado martes 7 del mes en curso, prometieron volver sin decir cuando.
Lo bueno e importante de todo es que la ciudadana presidente municipal, Vilma Martinez Cortes, atendió la solicitud del principal de llave, Víctor Sosa Gallegos, para la atención necesaria del parque, aún y cuando no se encuentra dentro de su responsabilidad, pero pensando en las familias, jóvenes y niños que allí se reúnen a diario, cumplo con su autoridad moral del barrio.
Afortunadamente el día de hoy al despuntar el día, personal del ayuntamiento despejo el área, para bienestar de todas y todos. Así que nuevamente ¡Gracias señora presidente! ¡Muchas gracias! A nombre de todos los beneficiados por el trabajo.
Sigamos con nuestro intangible, pero maravilloso recuerdo del convite de flores.
Sean felices, que no cuesta ni duele.