domingo, noviembre 24, 2024

Cartas en el asunto – No habrá año de Hidalgo

Por Juan José Cartas Antonio

«Siempre he escuchado en las pláticas, conversaciones, diálogos, reclamos, chismes, injurias, en el molino, el mercado y hasta en los lavaderos, que se menciona una y otra vez lo del año de Hidalgo, y hasta ahora no sé, con certeza, de que se trata», me dijo don Sebastián, campesino de toda la vida.

Así como él, existimos muchos que nos agobia la ignorancia al no entender ni comprender de que trata algún término con alto contenido de metáfora que se utilizan en los amplios portales y altas esferas de la cotidianidad urbana.

Así que intenté despejar un poco del desconocimiento de don Sebastián, hombre muy cercano a cumplir las siete décadas de vida. De cabello entrecano, piel quemada por los rayos del sol, manos encallecidas, pupilas cansadas, cuerpo fuerte y erguido, de huaraches y sombrero e íntegro, a más no poder.

El término, amigo «Tian», como le conocemos, tiende aplicarse a quienes son gobierno de todos los niveles sumando, también, a los que que dirigen o están al frente de alguna organización a través de una elección.

El señalamiento, al que se le da un sin fin de matices, acorde de la boca de quien viene, seguramente surgió en el lenguaje de la sociedad, cuando escucharon, preguntaron o descubrieron, como en el último año de mandato en un abrir y cerrar de ojos, los personajes en función hacían y hacen, operaciones de limpieza y barrido con todo lo que se puede cambiar de dueño. 

Y más todavía, cada quién en su área desarrolla y aplica normas tendientes a lograr la participación de los contribuyentes con el propósito de que los centavos se conviertan en pesos y las arcas luzcan repletas y altamente benéficas para el «pueblo».

Claro que usted dirá que hoy en día hay mayor control aplicando los famosos inventarios o que entre los protagonistas existen algunos que cruzan el pantano sin mancharse el plumaje. Desde luego que la razón en mucho si les asiste, porque no todos «semos» iguales.

Solo no hay que olvidar que «los mexicanos» somos altamente sensibles, creadores, propositivos, y bueno, hasta somos capaces de inventar lo que no hay, con el interés de salir adelante.

Don «Tian», que no perdía detalle de la platica, de pronto me dijo que no le diera tantas vueltas al asunto y que le explicará como Dios manda, porque no estaba agarrando la onda de las palabras «el año de Hidalgo». 

Así que le dije: a usted le van a invitar a pagar su predial y que por la edad le van hacer un buen descuento. A los vendedores que se instalan en los parques les van a pedir una «mochila». A quienes venden algún producto sobre una cajita de tomates les van a decir que mediante una cooperación «voluntaria» pueden colocar una casetita. 

A las tradicionales vendedoras de trajes de «vallistito» les van hacer un espacio y un descuento, porque a ellas se les va a sumar una nueva vendedora (que ya se mochila). A las que ofrecen todo lo relacionado con las fiestas navideñas en una mesa, les van a dar la oportunidad de ampliar su negocio con una baja coperacha. 

Los que tienen vehículos bajo su responsabilidad, de cualquier área, aunque no estén dañados, los van a meter a los talleres para «repararlos» comprando refacciones que no se aplicarán, porque se ponen de acuerdo con los maestros del taller para lograr un buen «bisne».

Las computadoras, seguramente, aunque no estén dañadas, necesitarán de asistencia «calificada», porque después de algunos años de «intenso trabajó» deben ser sustituidas por otras de menos costo y de uso, para darle otro destino a los componentes.

En los sanitarios se reportará menos usuarios con problemas intestinales para reportar una caida en las entradas, monedas que, desde luego, siempre no han tenido un control de recaudación.

Si existe maquinaria pesada y vehículos que transportan material, es el momento de «utilizarlos» en las comunidades lejanas en las que se «descompongan» y se puedan desmantelar o hacerlas olvido.

Y bueno, amigo Sebastián, es tiempo propicio para otorgar permisos para lo no permisible, o sea, aparecerán negocios por aquí y allá y quizá tendremos en el pueblo otros puntos de venta de bebidas alcohólicas en los que pronto tu y yo podremos sentarnos a seguir con otra charla.

Mientras, amigo, quita esa cara de asombro y vuelve a la realidad, porque aquí y en muchos lugares no habrá año de Hidalgo, ya que las autoridades no van a cambiar. Bueno,  eso digo, pero puedo equivocarme y regar todo el tepache. Solo te pido, aunque vivas un poco alejado de la urbanización, que no dejes de usar tu cubreboca, lavarte bien las manos y, como cuando desfilamos, guardar distancia. 

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