Por Juan José Cartas Antonio
Sin duda los últimos días del año, etiquetados en el mes de diciembre, están llenos de contrastes en los que se mezclan tristezas y alegrías y aparecen por doquier grandes sorpresas e inesperados sucesos.
Y vaya impresión que nos llevamos con la gran cantidad de luces de colores que son un gran espectáculo para propios y extraños. Atraen, cautivan y le cambien el rostro a la calle 5 de mayo y al parque central Miguel Hidalgo.
Este espectáculo cautiva, en cuanto los rayos del sol desaparecen tras el cerro de la cueva del barrio Lieza, y la obscuridad envuelve a la capital de la gran nación zapoteca. La magia del árbol de navidad, el nacimiento y el trineo, ubicados frente a Palacio Municipal, son el punto atrayente para los chiquitines de todas las familias.
Solo que al volver el astro rey, la movilización y el bullicio de la cotidianidad, regresamos a la realidad de nuestro amado Tehuantepec: el pregón en los megáfonos, de los que venden los boletos de Canchis, para salir de pobres, la contaminación auditiva y humo de las tradicionales motocarros y los múltiples vendedores ambulantes, le quitan la alegría al pueblo mágico, que metafóricamente traemos en la mente y corazón.
Y más todavía, la ocupación de los estacionamientos de los lados oriente y sur del mercado Jesús Carranza, por los vendedores foráneos que surten de diversos productos a los locatarios, por largas horas, y el tránsito que se agudiza por las vueltas en U de los conductores del «servicio» de taxis, sobre la calle 5 de mayo, son un dolor y mala impresión para quienes visitan la localidad.
Y otro poco, el robo a cuentahabientes y a los comercios establecidos, a lo que se le agrega el gran congestionamiento de la cinta asfáltica: carreteras Transístmica y Panamericana, que cruza y parte a la ciudad. Esto último, por el cuello de botella que se forma al llegar a nuestro legendario puente de fierro, punto en el que convergen las más diversas protestas de contingentes locales y foráneos. No hay que olvidar que en esa zona todos nos llevamos en nuestro olfato el «aromático y atractivo» olor, proveniente del lecho del río en donde se cultiva el lirio.
Lamentablemente este diciembre registra otro pesar que envuelve a una familia de dos hermanos, adultos mayores, a quienes ultimaron en forma violenta y cruel en su rancho, camino real a la agencia municipal de Rincón Moreno.
El motivo y verdad de lo sucedido quizá nunca lo sabremos, lo que si es una realidad es que nada podrá devolverles la vida y que en un hogar ahora mismo, hay una familia a la que se le rompió la paz, tranquilidad y deseos, de pasar una navidad y fin de año en armonía y felicidad.
Pobre nuestro querido y amado Tehuantepec.