Por Juan José Cartas Antonio
En fechas como las que ahora estamos viviendo, resulta urgente un estudio profesional de la realidad que sale a relucir con el tránsito vehicular sobre la carretera Panamericana-Transístmica que parte en dos a nuestra ciudad, misma que se vuelve insuficiente ante la presencia de tantos automotores locales y foráneos.
La movilización de los habitantes, que cuentan con un automóvil, recrudece y satura la cinta asfáltica y el centro de la comunidad. Lo que nos da luz para pensar y creer que la población ha ido en aumento y por ende, la multiplicación de vehículos en barrios, colonias y fraccionamientos, se cuenta por cientos.
Desde luego, este asunto se finca en el cuello de botella que se forma en el punto exacto del multicitado puente de fierro. Esto no es propiedad del mes de diciembre, cuando las familias tehuanas radicadas en otra latitud «bajan» a visitar la ciudad que les vio nacer y donde, pregonan, se encuentra enterrado su «squipi», esta verdad se puede ver en las horas pico de tránsito.
Dice un tío, con características de ser nativo, «que chingaus van hacer al centro del pueblo» cuando se sabe que todos los «caminos» están llenos de estorbo. Los vendedores ambulantes, la contaminación del ruido que producen las bocinas de los negocios, sobre todo, uno que anuncia todo el día sus lentes y descuentos, mismo que está en la entrada de la calle 5 de mayo, sin que la autoridad, en este caso el o la regidora de ecología, que durante sus tres años no hizo nada. Si no creen, échenle un ojo a la «laguna azul» bajo el puente.
También están los aparatos mecánicos de la feria y los puestos en calle y parque. Las maravillosas e internacionales motocarros. Los conductores de taxis que dan vuelta y se paran donde quiera. Y todavía más, los negocios que colocan sillas y conos frente a sus negocios con la complacencia de las autoridades. Claro, esto ha sucedido en casi todos los trienios. Y bueno, a esto se suma, con la autorización de todas las autoridades, la proliferación de paradores de taxi aquí, allá, acullá y más allá, violando todas las «leyes» de tránsito.
Todo esto, que engendra dolores de cabeza, estrés, insultos y descomposición social, no lo conocen los que laboran en la dependencia federal SEDATU, quienes con el aval de la autoridad, pomposamente han programado, como obras de RELUMBRÓN, espacios que no son de beneficio social, que a la brevedad formarán parte del olvido.
SEDATU debe de revalorar el ofrecimiento de un ESPECTACULAR ANDADOR sobre las vías del ferrocarril que cruzan el puente de fierro. La neta me pregunto y preocupa dar esa utilidad a un espacio que bien puede servir como una vía de comunicación hacia el barrio de Laborío, hasta llegar al convulsionado «Centro Histérico».
Y bueno, los asesores e inteligentes trabajadores de la regiduría de obras públicas deben ponerse el corazón de tehuanos y ponerse a trabajar en bien de Tehuantepec, sin ver camisetas, religión, partidos políticos y el desgraciado «me caen mal y siento que los odio», pues son gobierno para todos y deben de aplicar NO ROBAR, NO MENTIR Y NO CHINGAR.
Urge atención inmediata a este gran problema que altera los sentidos y dar un buen destino a la inversión, el dinero pues, que tiene sobre la mesa SEDATU. Tehuantepec ya les dio la «confianza» para otros tres años y espera que el lugar sea utilizado no para DISFRUTAR LA APESTOSA Y CONTAMINANTE LAGUNA AZUL.
Lo cierto es que deben de pensar en grande, porque Tehuantepec lo merece. Nada de vociferar «nosotros lo hicimos» porque es dinero de nuestros impuestos.