Por Juan Cartas
Que recuerde, las «grandes» obras de gobiernos anteriores en el pueblo se cifran en paliativos para responder a las necesidades de algunos barrios, colonias, fraccionamientos y agencias municipales.
Vi, porque nadie me lo contó, como las calles empolvadas fueron sepultadas por losas de concreto en las que se vio la mano de vecinos beneficiados, que vieron cómo sus calles, avenidas, callejones, calzadas y andadores, se fueron quedando sin zanjas, hoyancos y cráteres con la llegada de la pavimentación.
Obras, que en muchos de los casos, en menos de lo que canta un gallo, mostraron la inconsistencia con la que fueron realizadas ya que muchos de los miembros de los comités que se formaron, para recibir, cuidar y aplicar el recurso, se transaron los materiales.
También se ampliaron las líneas de energía, la red de drenaje, el servicio de agua «potable» y algunos puentes, que mitigaron la necesidad de estos servicios en todos los asentamientos humanos del municipio.
Se construyó el mercado Jesús Carranza, eliminando el antiguo y tradicional mercado del pueblo, con lo que se eliminó la sobrepoblación de vendedores ambulantes de aquel tiempo, recobrando con ello, el rostro señorial de Tehuantepec.
Desde luego, hoy en día, el orden del interior de este centro comercial se convirtió en una tristeza, ya que se alteraron los espacios de vendimia, gracias al negocio de la venta de las llamadas «planchas» en las que se dividían el giro comercial de las locatarias y locatarios.
Se le dio una manita de gato al parque Miguel Hidalgo, cuando todavía era el centro de encuentro y reencuentro de las familias tehuantepecanas. Y claro, el corazón del añejo Guisii, donde las parejas de novios sudaban sus manos de tantas vueltas que daban en el lugar.
En algún momento de nuestra cotidianidad, se rescataron los atractivos y maravillosos callejones de los cerros de los barrios de Jalisco y Laborío, se colocaron luminarias y las casas de las calles céntricas se pintaron del mismo tono.
Se construyeron recolectores de aguas negras en algunos barrios y colonias, se logró la planta de rebombeo de aguas negras en el barrio Jalisco y la planta de tratamiento de aguas negras en la gravera, que son terrenos del barrio de Santa Cruz.
Hace algunos ayeres también se logró mover a los vendedores ambulantes ubicados en los costados norte y poniente del mercado Jesús Carranza, y se construyó el mercadito Campesino. Esta obra se creó para dar cabida a la gente del campo, misma que, a final de cuentas, lo habitan comerciantes de diversos giros, menos la gente del campo que regresaron a invadir y «desgraciar» la vista del famoso chalet de la benefactora de Tehuantepec.