sábado, noviembre 23, 2024

Cartas en el asunto – Las finanzas caseras

Por Juan Cartas

La verdad, el regreso a clases pasó de la esperanza a una realidad, y de la realidad pasó a una cruda y triste realidad, que se veía venir y no queríamos aceptar aun y cuando en carne propia sentíamos su presencia cada vez que sacamos la cartera para cubrir el costo de una adquisición. 

Este valor a la baja de nuestros centavos lo viven con más frecuencia las jefas de familia que a diario acuden a los centros de expendios para llenar sus bolsas o canastas de lo necesario, encontrando que los productos tienen en sus signos de precio un aumento inesperado que cambia de un día para otro.

Y, aunque parezca cosa del pasado, entre el que compra y vende se pone en práctica el natural regateo y la solicitud de una «ñapa» que se agrega a lo adquirido, cosa que de darse dará al que compra una paz mental y al que vende la conquista de un nuevo consumidor al que, sin duda, se le aplica una piadosa mentira llamada, desde siempre, ñapa.

Usted se preguntará el por qué hoy en día esta aplicación mercantil de la ñapa es una vil mentira. Le comento. Recuerda usted el tamaño y el precio de las cosas antes de la pandemia? Si su respuesta es sí quiere decir que antes con lo que pagaban a la semana, quincena o catorcena, le alcanzaba para llenar su canasta.

Más todavía, el kilo de tortillas estaba completo, alcanzaba para toda la familia y hasta el perro comía. Los totopos eran más gruesos y grandes. Los tamalitos costaban menos y les ponían poca hoja o totomoxtle. El litro de camarón se lo servían en latas que no estaban apachurradas en el fondo y sin ponerle bolsa de plástico.

También el kilo de cebolla, tomate, chile, papas y todas las verduras se las entregaban pesadas casi cerquita al kilo, porque las básculas de los comerciantes «constantemente» pasaban un control de medida.

Con anterioridad todos los productos mostraban su etiqueta de precio, por lo que al momento de echarlos a la bolsa usted tenía un estimado de compra y sabía hasta donde le alcanzaba lo que tenia de presupuesto, inclusive las nuevas etiquetas tardaron en aparecer, mientras que hoy no sólo surgen de un día para otro, sino que el aumento es una burla que se mezcla con la burla del gobierno que repite una y otra vez que todo está bajo control.

O usted tiene otros datos que le permiten estirar las monedas y billetes que son parte del sueldo con el que tiene que sobrevivir? porque a esta incertidumbre de la inflación que flagela a las familias de menos ingresos hace unos días se le agregó el gasto del regreso de las niñas y niños a la escuela.

Porque hay que decirlo, las clases presenciales llevan al alumnado a las escuelas y, sin duda, a los padres de familia a enfrentar la adquisición de todos los artículos escolares, a los que se le suman uniformes, zapatos, tenis, transporte y hasta unos centavos más, que digo, unos billetes para la hora del receso.

Esta triste realidad también está generando que muchas familias se endroguen en las casas de empeño, para poder enfrentar la adversidad de la incontrolable inflación que hoy es un flagelo para los que menos tienen, no así para los que están en el gobierno repitiendo constante que todo está bien y que seguiremos mejorando para estar mejor. 

Lo cierto es que ni los que están recibiendo apoyo monetario del gobierno se libran de la pérdida del valor adquisitivo de nuestros pesos, y nada de echarles la culpa a las paisanas y paisanos, porque en su gran mayoría son revendedores que quieren ver ganancias o gente nuestra que invierte para producir y salir avantes o tablas en el negocio.

Y por último, la gran mayoría le subió a lo que vende y aprovechó para ganar más bajando el tamaño y calidad a sus productos. 

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