sábado, noviembre 23, 2024

Cartas en el asunto – Volver al pasado es maravilloso

Por Juan Cartas

Fotografía: Municipio de Santo Domingo Tehuantepec

Hace más de dos años se quedaron esperando fueran rescatados del sitio al que fueron enviados los útiles escolares y, creímos que nunca más serían colocados en una mochila, para que nuestros pequeños y pequeñas acudieran a los centros de estudios a llenarse de luz.

Quizá los adultos, padres de familia, fueron presa de un sin fin de interrogantes a los que nunca encontraron respuesta alguna, pues inesperadamente todas y todos fuimos sometidos a la angustia de mantenernos enclaustrados en nuestros hogares.

La urgencia de protegernos y proteger a nuestras familias llenó de incertidumbre nuestra existencia, y muchos llegamos a pensar que aquello que se enmarcó como «el fin del mundo» en el año 2000 ahora se estaba convirtiendo en un lento fin de la raza humana.

Pero bueno, la esperanza de vida volvió a todos, cuando trascendió que los hombres y mujeres que buscan siempre la cura para los males de la humanidad, encontraron, para bien de los seres humanos, una vacuna que detendría el aniquilamiento de los pobladores de la tierra.

Fue entonces que se aplicaron también los avances de la tecnología para educar a las nuevas generaciones y así evitar el rompimiento de los eslabones del conocimiento.

Con ello, lamentablemente, la economía familiar se vio afectada, porque la nueva forma de vida escolar se enfrentaría a la necesaria compra de teléfonos, tabletas, laptop y computadoras de escritorio, a lo que se agregaría el necesario gasto de conectarse al Internet para tener contacto con los facilitadores.

Se estaba construyendo un nuevo mundo en el aprendizaje de las nuevas generaciones, mecanismo que generaba en los hogares situaciones jamás imaginadas, porque se formaron nuevas técnicas de asimilación que dependían del querer estar o no enfrente de un aparato que rayaba un modo frío de asimilación, en los que, si los padres no le entraban al «sistema» las chamacas y chamacos nunca lograrían llenarse de la calidez de las clases presenciales. 

Hoy en día, cuando en un aproximado de 30 meses sin conocerse docentes y alumnado, retornan a sus centros de enseñanza, las mochilas serán desempolvadas y cargadas de útiles, los uniformes lavados y planchados, los zapatos boleados, las loncheras desinfectadas, los termos recargados de agua y los padres llevarán a sus hijos a las escuelas para tomar clases presenciales.

Se darán sorpresas porque la mayoría se encontrarán con quienes fueron sus compañeros y docentes virtuales y descubrirán sus aulas y talleres que siempre esperaron este momento. Desde luego, dejarán de levantarse tarde, se bañarán temprano, dejarán la comodidad de un buen desayuno y compartirán el medio de transporte en los que viajarán, al inicio, con muchas y muchos desconocidos.

Las calles del pueblo y las carreteras se congestionarán de vehículos que lucharán para ser los primeros en llegar y la competencia entre chóferes provocarán un «montón» de problemas que alterarán la «paz y tranquilidad» que apenas «ayer» se vivía.

Y más todavía, cuántos padres en casa estarán respirando profundo, porque el peso de tener a los vástagos en el hogar vendrá a la baja y de esa manera sus actividades diarias se medirán de otra forma.

Lo cierto es que, al parecer, todo volverá a la real actividad que teníamos antes de la llegada de la pandemia con la vuelta a las escuelas de nuestras hijas e hijos, desde luego, conlleva el gasto de los padres de familia quienes tienen la esperanza de que los comerciantes se toquen el corazón al poner precio a sus productos.

El regreso a clases, hoy en día, es también un nuevo aprendizaje para madres y padres que tienen la obligación de enfrentar el desafío de dar educación a sus vástagos, máxime, a los que sus hijas e hijos pasan del kinder a la primaria, a la secundaria, al bachillerato o a la universidad.

Estamos aprendido un nuevo desafío con el regreso a clases. Que todos tengan la suficiente paciencia y sometan a la adversidad pensando en grande y positivo.

Sigan la huella del Jaguar informativo. 

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