Agencias
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Uno de cada cuatro adolescentes del colectivo LGBT+ ha sido víctima en la red por razones de género, siendo la sextorsión y el «ciberbullying» las principales amenazas a las que se enfrentan.
Es uno de los datos con los que la empresa experta en ciberseguridad Panda Security ha querido conmemorar el Día Internacional del Orgullo LGBT, que se celebra cada año el 28 de junio.
La organización destaca que, a pesar de que jóvenes y adolescentes que se definen como LGTB han encontrado en internet un espacio donde poder expresarse y relacionarse con otras personas de su misma orientación sexual e identificación de género, también son los más expuestos a ser agredidos.
Tanto es así que uno de cada cuatro adolescentes de este colectivo asegura haber sido víctima en la red por razones de género, lo que representa que el 40 por ciento sufre ciberacoso por su orientación sexual.
«Diversos estudios demuestran que este tipo de acoso en la red que, además, normalmente se produce de manera anónima y con más frecuencia a colectivos y minorías, producen graves consecuencias en la autoestima y la salud mental de los más jóvenes», ha comentado el Global Consumer Operations Manager de Panda Security, Hervé Lambert.
La compañía ha expuesto los tipos más frecuentes de ciberamenazas hacia el colectivo LGBT, entre las que se encuentra la denominada «sextorsión». Este es un método que emplean los ciberdelincuentes para chantajear a sus víctimas y que estas realicen una determinada acción o entreguen una determinada cantidad económica bajo la amenaza de publicar o compartir imágenes sensibles.
Otra de las alternativas propuestas es el «ciberbullying LGBTfóbico», que según Panda Security, se ha convertido en la amenaza más frecuente y dañina para los jóvenes.
Este es el «bullying» trasladado a los medios digitales, como pueden ser los teléfonos móviles, tabletas o los ordenadores, a través de los cuales las víctimas son acosadas e intimidadas.
El ciberacoso se diferencia de otros tipos de acoso porque, generalmente, se da entre iguales, ya sean niños, adolescentes y jóvenes, y no intervienen personas adultas.
En palabras de Lambert, «hay muchas lagunas legales sobre cómo regular el uso y entrada de los más jóvenes al mundo digital», de ahí que la mejor opción sea «optar por una buena educación y concienciación de lo que pasa en la red»
Se debe puntualizar que uno de los aspectos más difíciles para combatir este tipo de acoso es que las víctimas o bien no lo denuncian o bien no encuentran los mecanismos y el apoyo suficientes para hacerlo.