domingo, noviembre 24, 2024

Por la dignificación de la mujer, va mi reflexión

Por Ana Rosa García Vásquez

Fotografías: Istmo Mágico

Ser mujer es una primicia, en sus diferentes connotaciones. Para las que nacimos mujeres somos estigmatizadas como el sexo débil, pero no somos débiles, la naturaleza nos brinda la oportunidad de elegir llevar dentro de nuestro ser otro ser, conocemos el umbral del dolor, esto en relación con una cuestión meramente fisiológica porque en cuestión filosófica cada día elijo ser mujer, conscientemente y asumo las consecuencias de mis actos tanto los asertivos como los no tan asertivos, porque finalmente estoy aprendiendo en mi calidad de humana.

Acepto que soy vulnerable, que no todo lo puedo, pero no nos sabemos rendir; amo mí parte tierna, romántica, pero también tengo mi lado indomable, fuerte, valiente, genuino, que es capaz de ser feliz con alguien sea el que fuere, el que eligiera, pero que tampoco ese alguien es imprescindible para mi felicidad.

Las mujeres de hoy en día combinamos diferentes facetas, la faceta de cenicienta en la que somos empleadas domésticas sin percibir ningún salario, todo por el bienestar familiar y la contraparte de estudiante o profesional, con un trabajo que implica responsabilidades para construir un patrimonio.

Tenemos la capacidad de salir avantes si es necesario por alguna circunstancia, que podrían ser desde una muerte, alguien que no nos valoró o por decisión de estar sola.

Lo que es injusto es que existan mujeres que abandonen sus trabajos, su desarrollo profesional, sacrificando sus sueños y proyectos porque a alguien no le parece.

Las mujeres que optamos por el desarrollo profesional tenemos que sacrificar o abandonar por decirlo así, a la familia, en pos de ese sueño. Algunas alcanzan esos sueños acompañadas de la pareja, otras nos hacemos fuertes solas.

Dicha situación no la viven así los varones, ya que ellos se preparan profesionalmente, regresan a casa y tienen servida la mesa. Mientras nosotras llegamos a preparar los alimentos.

Cuando hago mención a la circunstancia anterior no lo hago desde la frustración o amargura. Al contrario, muchas mujeres así como yo, descubrimos en estas situaciones nuestras fortalezas e identificamos debilidades que nos permiten a medida de nuestras posibilidades el tratar de superarlas.

A quién de nosotras no les ha pasado que, en la noche mientras leemos algo sobre pedagogía, al mismo tiempo lavamos la ropa y preparamos los alimentos del día siguiente, hasta la naturaleza se puso de nuestro lado y nos permite realizar diferentes actividades al mismo tiempo (neuroplasticidad), y nos llaman aún así el sexo débil!

En la época actual ser mujer en muchos casos es sinónimo de inferioridad que se traduce en situaciones de abuso y discriminación.

Somos mujeres, siempre en constante aprendizaje, superando obstáculos y luchando por nuestros sueños!

Hagámonos siempre una autoevaluación. Interrogémonos sobre cuál es nuestro papel en el mundo? Cómo nos gustaría ser recordadas? Qué hemos hecho por cambiar los estigmas o prejuicios? Sin lugar a dudas, me gustaría que nos aceptaran eliminando prejuicios y con paridad de género.

Lamentablemente vivimos en una sociedad machista y es ahí la contradicción, quiénes han formado a esos seres? Los hemos formado durante mucho tiempo las mismas mujeres.

Ya basta de eso, si queremos que nuestros hijos tengan como pareja mujeres empoderadas, trabajemos por darles a esas mujeres hombres empoderados, no hombres con prejuicios, dogmas, trastornos, sino seres inteligentes emocionalmente, abiertos a diferentes tipos de pensamientos, sinceros y seguros de sí.

Alcemos como mujeres la voz ante cualquier justa injusticia, no le demos importancia a las personas que no nos valoren, que siempre mantengamos la pasión por nuestro trabajo, las actividades que nos encanta realizar.

No permitan ningún acto de violencia hacia ustedes, que el valor que tenemos nadie lo va a reconocer sino empieza por nosotras.

Amémonos cada día más, trabajemos día a día con nuestra mejor versión, que no venimos a éste mundo a cumplir expectativas de nadie.

Que éste y todos los días sea un día para recordarnos que ser mujer es sinónimo de lucha, esfuerzo, trabajo, perseverancia, paciencia e igualdad.

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