domingo, noviembre 24, 2024

El radioperador que nunca descansa

Por Francisco Bustamante 

Cuando se disponía a vaciar su vejiga en uno de los mingitorios del cuartel de la Policía Municipal de Tehuantepec, el radioperador Miguel recibió una llamada en el teléfono inalámbrico que guardó en un bolsillo de su pantalón azul para precisamente poder realizar sus necesidades fisiológicas.

Miguel se lavó las manos y atendió la llamada telefónica, una de las ocho que aproximadamente recibe al día, dependiendo de la buena señal de Telmex en la región.

El radioperador tiene veinticinco años de edad, es masculino, de piel clara, mide aproximadamente un metro con ochenta centímetros y es el encargado de recibir y atender durante una guardia de veinticuatro horas los reportes que muchas veces resultan falsos. 

Es una oficina de cuatro metros de largo por cinco de ancho, el lugar en donde permanece gran parte de su guardia, trabajando y soportando elevadas temperaturas de calor que son aminoradas por el aire de un ventilador de pedestal.

El ruido de los presos escandalizando en las celdas, también forman parte del ambiente ordinario con el que conviven policías como Miguel, quien ha dedicado seis años de su vida a trabajar por el orden y seguridad de la comunidad.

“Por las noches es cuando los detenidos escandalizan desesperadamente, incluso hace tiempo alguien amenazó con suicidarse colgándose dentro de la celda de hombres”, recalcó mientras atento permanecía sentado en una silla de plástico de color rojo.

Señaló que es incómodo no poder alejarse por mucho tiempo de su escritorio, conformado por una mesa desgastada que ha sido testigo de una infinidad de reportes y trabajos administrativos en el área de permanencia.

Las paredes pintadas de color azul que rodean al policía durante su guardia, están divididas por una puerta de metal de color gris, que de su lado exterior sostienen improvisados señalamientos, entre los que destacan: “Solo personal autorizado” y “Prohibido el celular en esta área”.

Se escucha el tono de llamada en el teléfono Motorola y Miguel responde a prisa:

-Cuartel municipal.

-911, reportan a una persona desangrándose, sobre la calle Francisco I. Madero, en el barrio San Juanico – le dijo la operadora del servicio de emergencias, mientras que Miguel escribía los datos en un cuaderno y continuaba escuchando la información en el teléfono.

Luego de colgar la llamada, toma de inmediato el radio de comunicación y gira indicaciones a los elementos de la patrulla 07 para que atiendan el reporte.

Minutos más tarde recibe informes del policía a cargo de la unidad, para que solicitara el servicio de la Cruz Roja, ya que en el lugar hallaron a un masculino que sufrió una lesión en la cabeza tras una caída en su domicilio particular.

Enseguida Miguel solicitó mediante una llamada telefónica el servicio de los paramédicos y agregó la ubicación para el arribo de quienes ofrecerían los primeros auxilios. Es todo un proceso. Es un mecanismo que repite en diferentes momentos durante su guardia de trabajo.

Miguel informó que son aproximadamente diez minutos el tiempo que tardan las patrullas en llegar a verificar el reporte, ya que solo existen seis unidades para ofrecer atención y seguridad a los diferentes sectores de Tehuantepec.

A su derecha, almacena sobre la mesa un sinnúmero de documentos, entre los que destacan los oficios de la Fiscalía General de Oaxaca para la entrega de citatorios, cuya solicitud recibe al menos una por día.

De acuerdo a un reportaje publicado en el periódico El Universal, el Istmo de Tehuantepec es la región de Oaxaca con más casos de violencia hacia las mujeres, datos que fue confirmado por el radioperador, quien dijo que mayormente de jueves a domingo se reciben reportes de casos de violencia causados por el consumo de bebidas alcohólicas.

Una morbilidad en la columna de Miguel lo dejó a un paso de ingresar a la Marina, meta que se había fijado desde hace muchos años y lo intentó cuando reunió los requisitos y presentó el examen físico.

Citó que los principales requisitos para trabajar como radioperador son: tener paciencia, estar encerrado, soportar el hambre y el desvelo, por mencionar algunos.

A su izquierda se encuentra un archivero, y sobre el mueble metálico una cafetera de acero inoxidable, cuya herramienta se utiliza frecuentemente para producir la bebida que pretende mantener en alerta a los guardias de seguridad.

Su timidez es evidente, pero durante su guardia se mantiene en constante comunicación con los aproximadamente treinta y cinco policías municipales, a través de los radios portátiles o llamadas telefónicas.

Reveló que solo existen seis radios de comunicación portátiles, y cada patrulla cuenta con radio para la recepción de información de los reportes que se atienden mediante códigos de notificación.

-Una vez como a las dos de la mañana pedí la ubicación de una patrulla mediante radio, pero no me respondieron; quizás estaban durmiendo, pero después le marqué por teléfono al encargado de la unidad y logró responder – narró, con una voz de ritmo lento y tono declamador.

Miguel sostuvo que es inquietante conocer lo que pasa después de que la patrulla hace presencia en el lugar de los hechos, pero su trabajo juega un papel importante en la recepción de los datos para realizar las tarjetas informativas.

“A veces quisiera saber lo que pasó en el accidente, en el caso de violencia familiar, o peor aún, cuando ejecutan y terminan con la vida de una persona, pero minutos después tomo conocimiento tras el informe y las fotografías que recibo por WhatsApp.

A sus veinticinco años de edad es padre de familia desde hace un año, y mientras se mantiene franco trata de compartir momentos con los suyos y descansar después de su jornada de laborioso trabajo.

Durante su jornada de trabajo, el delgado radioperador se lava la cara en repetidas ocasiones durante la noche, para mantenerse despierto y tomar conocimiento de los posibles reportes que se realicen durante la madrugada.

-Quisiera dormir un rato en la madrugada, pero no se puede, es que es una chinga aguantar el desvelo, por eso casi nadie quiere suplir mi trabajo cuando me tocan vacaciones – recalcó, con los ojos apuntando a la bitácora de color guinda que registra las actividades en orden cronológico.

Miguel también ha recibido llamadas telefónicas en donde reportan a sujetos tirados presuntamente sin vida, y finalmente al arribo del personal de Seguridad Pública, los supuestos occisos resultan ebrios que se quedaron dormidos en la vía pública.

El radioperador no descartó que frecuentemente reciba llamadas que resultan falsas o bromas por parte de jóvenes en fiestas particulares.

Pero Miguel también ha tenido momentos de pánico, como cuando un grupo de habitantes de la colonia Benito Juárez realizó actos vandálicos en el cuartel municipal, con el fin de hacer justicia por propia mano a más de dieciocho personas que se encontraban detenidas.

-En ese momento no sabía que hacer, tuve que guardar los radios, las computadoras y los documentos, porque comenzaron a romper las ventanas y a incendiar la puerta, pero lamentablemente se llevaron algunas pertenencias de mis compañeros – recordó lo que pasó en abril de este 2021.

Enfatizó que ha recibido amenazas de supuestos comandantes de seguridad para que le proporcionen los datos de varios policías municipales en turno.

“Me marcan por teléfono y me dicen que son de Guardia Nacional y tratan de intimidarme para ofrecerles información, pero trato de ignorar lo que me piden porque no tengo autorizado mandar datos mediante llamadas”, puntualizó.

Su realista timidez le da ventaja para desechar aquellas llamadas telefónicas en las que le “mientan la madre” por la simple razón de trabajar bajo señalamientos obscenos de la comunidad.

Tiene que soportar el hostigamiento de las personas que desesperadamente piden el apoyo de la policía, pero asegura y está consiente que para trabajar de radioperador se requiere de mucha paciencia.

Miguel creció y vivió durante muchos años en Tehuantepec, pero su matrimonio lo hizo emigrar a Salina Cruz en donde reside actualmente con su familia.

Aunque su entrada al trabajo es a las siete de la mañana, se despierta a las cinco, porque tiene que caminar más de 600 metros hacia la carretera para poder tomar un taxi colectivo a Tehuantepec. 

Los frecuentes bloqueos carreteros es un factor para la puntualidad del policía, pues tiene que tener previsto el tiempo para caminar y transbordar y poder llegar a tiempo a la recepción de guardia.

Señaló que busca la manera de poder ingerir alimentos en su limitado tiempo libre, porque dijo que le ha tocado recibir llamadas por teléfono mientras mastica su comida.

Le gusta su trabajo, al hombre que concluyó sus estudios de bachillerato e intentó ingresar a la Marina, pero su objetivo no le fue posible, y posteriormente se integró como policía radioperador, trabajo que ha mantenido desde hace seis años cuando vistió, por primera vez, el uniforme azul.

MÁS NOTICIAS
Comentarios

Más Recientes