Por Juan José Cartas Antonio
El encierro al que nos ha sometido el covid-19 en todo el país, es el motivo principal de que muchas cosas han dejado de ser una preocupación, para quienes, como autoridad municipal las mantienen en el olvido.
Tal es el caso de lo que sucede con los árboles plantados en las jardineras del antiguo parquesito del barrio Santa María, que se han desarrollado desmesuradamente brindando buena sombra a los vecinos, pero causando, con muchas de sus ramas, obstrucción a las luminarias en el lugar instaladas.
Otro de los problemas que son visibles, que exige una pronta atención, es que por el lugar atraviesan las líneas de la CFE, mismas que están a punto de ser alcanzas por las ramas, las que con el viento o la lluvia pueden ser causa de un corto circuito y dejar sin energía a los vecinos. Un mayúsculo peligro para todos.
En cuanto a la obstrucción a la luz de las lámparas, resulta necesaria que la autoridad municipal, lo más pronto posible, realice una poda de los árboles, toda vez que, es un verdadero desperdicio de energía eléctrica, pues una de las dos potentes lámparas, colocada del lado norte, no cumple con el fin para la que fue instalada.
Hoy en día, en la cancha de baloncesto, que forma parte del esparcimiento y recreación del lugar, todas las tardes una veintena de jóvenes, entre niños, niñas, muchachos y muchachas, se reúnen para recibir adiestramiento deportivo del joven profesor Constantino Leyto, enfrentado el problema de la oscuridad, del estorbo de las ramas, en el perímetro de la cancha y otra que obstruyen el tablero del lado poniente.
Resaltamos el hecho de la presencia de los jugadores de basquetbol en el lugar, porque le han devuelto la vida y alegría al parque, lo que ha resultado un atractivo para muchos vecinos que llegan a descansar y distraerse por las tardes.
Ojalá que la poda de los árboles no sea solamente eliminar lo que estorba, sino que también se les de una forma especial a los cortes de los árboles, lo que vendría a ser un atractivo más en el barrio Santa María.
Desde luego, esta oportunidad de atención puede atraer la mirada del director de deportes del ayuntamiento, para aplicar sus conocimientos en la demarcación del rectángulo de la cancha y el pintado de las áreas. Éste trabajo, con toda seguridad, tendrá el reconocimiento y aplausos de propios y extraños.
Ojalá que los brazos cruzados se pongan en actividad, para bien de toda la comunidad, pero sobretodo, para la recuperación de espacios que fortalecen a las nuevas generaciones.
Sean felices, que no cuesta ni duele.