martes, octubre 22, 2024
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¿Por qué de las invasiones de derecho de vía?

Por Mario Mecott Francisco

Tehuantepec se ha caracterizado por ser un pueblo pacífico y ordenado. Cada barrio poseyó desde su fundación, su núcleo de población y sus tierras labrantías y labores. Pueblo pródigo que Dios y la naturaleza le dio todo.

En los barrios que poseen cerros, a cada vecino se le dotó igualmente de un lote en la parte alta. Ha sido tan generoso este legendario pueblo que emigrantes de San Baltazar Guelavía, San Juan del Río, Santa Cruz Papalutla, San Miguel Tilquiapan, llegaron del valle de Oaxaca y de otros pueblos del estado, se asentaron principalmente en la parte alta de Guichivere, San Jerónimo y Laborío e, inclusive, en el cerro Ngudxi de Santa María.

Aquellos emigrantes de antaño, todos zapotecos, llegaron en busca de mejores condiciones de vida, en el otrora pueblo agrícola de Tehuantepec. Llegaron con respeto, honradez y trabajo, ganándose la confianza de los paisanos quienes los emplearon como peones en sus terrenos, y muchos se establecieron en los cerros de Guichivere, Vixhana y San Jerónimo principalmente.

Tan noble la ciudad de Tehuantepec, que no sólo le dio lugar donde establecerse, sino las palmas de sus labores y el carrizo de su río, para levantar sus ranchos, y sobre todo, frutas que se les permitía recoger para venderlos en el mercado. Con el paso del tiempo esta gente trabajadora se fusionó con nosotros y hoy somos una sola familia, y participan en nuestras tradiciones y costumbres, que hay que decirlo; fue muy duro al principio, mucha discriminación. Hoy empresarios, comerciantes, inclusive mayordomos y Xuá’anas por el arraigo en nuestro pueblo.

Conocer la historia agrícola de Vixhana y San Jacinto “Tapa Guidxi”, es triste. El primero colindó con Comitancillo, Ixtaltepec, Juchitán y San Blas Atempa, inclusive en un punto conocido como “Guiexhoba” con Santa Cruz Tagolaba. El segundo, igualmente en el punto trino con Comitancillo y Vixhana, Santa María, Lieza y Mixtequilla. Sus tierras se fueron vendiendo, se fraccionaron de comunales pasaron a pequeña propiedad. De aquella grandeza nada queda.

Tenemos experiencias con nuestros vecinos juchitecos. En una desmedida política “clientelar” para ganar adeptos a partidos y corrientes políticas, se ha recurrido a invasiones de terrenos, llegando al extremo de invadir aún con barda perimetral. Juchitán a crecido vertiginosamente, mucha gente de fuera, inclusive de Centroamérica son poseedoras de propiedades que han cercado a las nueve tradicionales secciones del municipio.

Del panteón “Domingo de Ramos” hacia Unión Hidalgo y del canal 33 hacia la entrada del aeropuerto el derecho de vía se ha repartido, incluso ya se bajaron las tomas de luz, cuando el que esta bien fincado se le pide muchos requisitos para su realización.
Como cuando está uno de espectador en un partido o una fiesta, de repente llega otro más listo y su pone frente a uno que llegó primero y no te deja ver, así se viene invadiendo, frente a tu propiedad.

Tehuantepec un pueblo ordenado que hizo fama, fue atentado hace muchos años con una invasión en Vixhana, que el barrio organizado los expulsó y repartió entre los hijos del barrio. ¿Y ahora no hay quien defienda a Tehuantepec? ¿Quiénes encabezan esas invasiones? ¿De dónde vienes esas personas.

Santa Cruz Tagolaba, de extensos territorios, con una autoridad agraria completamente reconocida se le va cercenando sus tierras, ya no se sigue aquella patriótica costumbre de entregar a los hijos del barrio un lote de tierra al que tiene derecho, al ciudadano conocido, no. Ahora sea de donde sea, se le da para fortalecer la política clientelar, que más tarde afectará a todo el municipio, porque aquellos terrenos irregulares después exigirán drenaje, agua potable, luz, pavimentación, que saldrán de un ayuntamiento en el que van nuestros impuestos.

¿Quién pondrá orden? Caminos carreteros invadidos, espacios de beneficio público por igual. Ojalá y el pueblo legendario de Tagolaba no pierda sus propiedades como le sucedió a Vixhana y San Jacinto.

Cuidado, porque bien reza una frase: “LLEGARON LOS SARRACENOS Y NOS MAJARON A PALOS, PUEDEN MAS LOS MALOS CUANDO SON POCOS LOS BUENOS”.

Hagamos con esta cuarta transformación un país de orden y de justicia en todos sus niveles.

Esforcémonos por vivir en convivencia: “EL RESPETO AL DERECHO AJENO ES LA PAZ”, dijo el gran Juárez.

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