Por Juan José Cartas Antonio
Cuando todo parecía que la temporada de lluvia sería benigna para quienes trabajan la tierra, al ver que hace apenas unos días el tiempo se había «cerrado», como nuestra gente llama al buen tiempo, de golpe y porrazo la llegada de la canícula echo por tierra sus aspiraciones.
Este tiempo de buenaventura que muchos visualizaron, sobre todo quienes trabajan sus parcelas de temporal, iniciaron con invertir su dinero en la compra de lo justo y necesario, para lograr una buena siembra.
La adquisición de semillas y fertilizantes, el alquiler de la máquina y la mano de obra que hay que cubrir a los trabajadores, resulta un desembolso que les daña la economía familiar, ante estos cambios bruscos de la naturaleza y en muchos de los casos quebranta el patrimonio que van formando año con año, mismo que ahora con la falta de lluvia rompe con sus proyectos.
Estas calamidades por las que atraviesan los campesinos, o bueno, quienes viven del trabajo de la tierra, les ha provocado un sentimiento de indefensión y ganas de votar el trabajo rudo del campo a la nada. En pocas palabras, dejar abandonada sus tierras de sembradíos y dedicarse a otros trabajos.
Solo que, para los hombres rudos del campo les resulta difícil cortar de tajo esto de la siembra, que les ha permitido tener en la mesa familiar un buen plato de comida y, sobre todo, darle estudio a sus hijos e hijas, quienes ya con estudios superiores ha provocado en ellos una forma diferente de ver la vida y en ese cambio echan al olvido el trabajo rudo que han visto desde pequeños, es el desempeño de sus padres.
Otro de los caminos que han tomado, es alejarse de la familia, para ir en busca del sueño norteamericano, situación que también es motivo de que las tierras que pertenecen a las familias campesinas, vayan formando parte del olvido, más si los que logran su objetivo de una nueva vida, empiezan a enviar sus remesas de billetes verdes para papá y mamá.
Sin duda, la ausencia de lluvia será la causa de que muchos pierdan sus inversiones y otros sean empujados a buscar otro trabajo o de plano, olvidarse del campo y vivir de lo que sus hijos envían del país del norte.
Ojalá y la naturaleza de un giro a esta situación de sequía que se esta viviendo en la región, para que los hombres del campo realicen sus trabajos y logren buenas cosechas. Desde luego, esta situación también será motivo de que el agua para consumo humano deje de fluir como antaño y que los mantos freáticos se agoten provocando situaciones adversas en la vida de los humanos.
Algo debemos de poner de nuestra parte para revertir el daño ecológico, que es parte fundamental de lo que ahora enfrentamos.
Sean felices, que no cuesta ni duele.