Por Juan José Cartas Antonio
Hace algunos ayeres no eran más de cuatro institutos políticos los que buscaban conquistar el poder en todo lo ancho y largo de nuestra república mexicana.
Desde luego, el que más pinole comía y hasta se daba el lujo de chiflar, era el Partido Revolucionario Institucional que nació en el tiempo de Plutarco Elias Calles, como partido nacional revolucionario. Posteriormente Lázaro Cárdenas, lo refundó con el nombre de Partido de la Revolución Mexicana (PRM). Hasta que sufrió otro cambio, que es como hoy en día lo conocemos, partido revolucionario institucional, PRI. refundación realizada por Manuel Ávila Camacho.
En ese pasado figuraban otros partidos como el PPS Fundado por Vicente Lombardo Toledano. Partido que en Tehuantepec, le daba vida el amigo Narciso Escobar, el popular Chicho, quien siempre ha levantado la bandera solferina, institución política que a nivel nacional, por mucho tiempo dirigió ( 1968 a 1989) Jorge Cruickshank García.
Fue fundado en 1948 por Toledano, y perdió su registro en 1997, cuando las elecciones las organizaba el IFE.
Otro partido político fue el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana, fundado por Jacinto B. Treviño en 1954, desapareciendo en el año 2000.
Estas organizaciones políticas son las que más auge tuvieron en la región pero sobre todo en Tehuantepec, en donde lograron figurar en las decisiones del electorado.
Hoy en día nuestra región vive una avalancha de partidos políticos, que ha rebasado la decena, e inclusive, hay una representación en la etapa de campañas, para el gobierno municipal, de una planilla no registrada, denominada Tehuantepec Posible.
Lo que sucede ahora mismo, es digno de análisis y estudio, toda vez que rompe con lo establecido y lo esperado por la ciudadania, que se pregunta ¿y ahora porque tantos aspirantes? ¿qué es lo que los mueve?
Lo cierto es, que a quienes se registraron ante el INE le ha tocado una buena cantidad de dinero, que no es más, que nuestros sublimes impuestos, mismos que irán a parar, vaya usted a saber donde.
O sea, los ciudadanos pagamos para que nos llenen de basura, nos agredan los oídos con los perifoneos, saturen la radio y la televisión con sus anuncios y nos engañen con las mismas promesas de siempre.
Lamentablemente esta es una realidad de siempre, aunque por la pandemia nos hayan dicho que todo seria una nueva realidad.
Sean felices que no cuesta ni duele.