Francisco Bustamante
Santo Domingo Tehuantepec, Oaxaca.- Bajo el techo de una vivienda con grietas por los sismos de 2017, Victoriana afronta enfermedades renales y otros padecimientos de salud, al igual que la crisis por la pandemia del Covid-19.
Desde hace tres años la mujer originaria de la comunidad de Rincón Moreno, lleva los tratamientos de la diálisis peritoneal, luego de que médicos le diagnosticaron que sus riñones ya no eliminan los desechos de la sangre.
Victoriana Sibaja y su familia carecen de oportunidades para salir adelante tras el dictamen de su enfermedad, pues además del problema de sus riñones padece diabetes, presión arterial y complicaciones en la vista.
El terremoto de 2017 y sus replicas ocasionaron grietas en la vivienda de apenas un cuarto propiedad de Victoriana, por lo que han tenido que vivir bajo el techo de una casa partida a raíz de los sismos que azotaron a la región del Istmo.
La señora Esperanza Fuentes Sibaja, hija de Victoriana comentó que la casa de su familia fue censado en dos ocasiones por presentar daños parciales, pero hasta la fecha no han recibido un solo tipo de apoyo para la reconstrucción de la misma.
Señaló que por las condiciones que presenta el lugar donde residen, ha sido difícil hacerse cargo de los cuidados de su mamá, ya que sus padecimientos le exigen vivir en una zona de confort y con los servicios adecuados, lo cual es imposible por sus carencias.
Indicó que han tenido inconvenientes en acatar de manera estricta los alimentos que debe ingerir su madre, por lo que han hecho lo posible por adquirir con sus recursos las porciones para que consuma.
La mujer de 60 años presenta el rostro cansado, también padece complicaciones en las piernas al caminar, y para desplazarse en su vivienda se apoya de su nieta de ocho años o de algún otro material que le funcione para recargar su peso.
“La casa se partió por la mitad a causa de los temblores. Las biliguanas se quebraron y las láminas del techo se cayeron al suelo”, explica Esperanza con los ojos desbordantes de añoranzas.
Citó que con sus ahorros y el de sus dos hermanos, lograron comprar algunos materiales y fabricar un techo provisional para adaptar el cuarto y residir con su familia.
Mencionó que espera ser incluida en los apoyos de los programas federales, para reconstruir su vivienda que hasta la fecha permanece con grietas en el piso y en las paredes de tabique.
Confesó que todos los días se encarga de los cuidados en la salud de Victoriana, pues aunque es madre soltera y está desempleada, no duda llevar el tratamiento de la mujer que la trajo al mundo.
Esperanza es madre de dos hijas y no recibe alguna pensión del padre de ellas, pero a sus 40 años dice que “le hará como pueda” para sacar a su madre y a sus hijas adelante.
Para la familia de Victoriana es complicado acceder a las oportunidades debido a que residen en una zona rural del Istmo, pues hasta el momento, no cuentan con los servicios básicos de agua potable y drenaje sanitario.
La pandemia limitó las oportunidades de la familia para implementar actividades comerciales y obtener ingresos económicos, por lo que han estado consumiendo productos que ellos producen en el campo y otros más a su alcance.
Para Victoriana es incomodo acogerse en una vivienda con heridas a causa de los movimientos telúricos, pero no le queda de otra para vivir y afrontar una serie de enfermedades que padece en medio de una pandemia mundial.